lunes, 30 de abril de 2012

Nº 10





 
Ni siquiera tiene título y es todavía un proyecto en estado rudimentario, pero nos complace comunicar que trabajamos ya en el que será décimo número de Libros De La Micronesia.
Entendemos que una colección que deja atrás el simbolismo primario de los números sencillos y necesita dos dígitos para numerar sus entregas es una clara evidencia, en principio y al margen de todo lo demás,  de que acaso estemos haciéndonos mayores.
A seis años atrás se remonta el embrión que ahora hemos retomado y que en su día abandonamos y dejamos en barbecho, debido, entre otros factores, a que las ilustraciones nos parecieron excesivamente complejas para su cometido.
Buscando un logotipo para “La Estampa Indeleble”, nuestra flamante nueva colección, el pasado invierno volvimos a reconsiderar alguno de aquellos dibujos. Lo pusimos a dieta, lo sometimos a una severa depuración y le hicimos sudar lo suyo hasta quedar en simple línea sobre una tinta plana. Además de permitirnos extraer de aquel viejo material un logotipo que ha gustado, esa dietética extrema hizo que nos percatáramos de las posibilidades de todas aquellas imágenes que en su día aparcamos. Y en eso estamos.
La publicación se perfilará a partir de los textos de David Aceituno, las ilustraciones de Juan Miguel Muñoz y la producción de Ángel Pérez & Daisy Dusk. Como siempre, la tripulación al completo estará compuesta también por nuestros colaboradores habituales e imprentas amigas.
En alguno de los viejos números de Libros De La Micronesia contamos con la inestimable ayuda de un “pinche editorial”, subalterno que dada la carestía de la mano de obra se esfumó rápidamente de los créditos de nuestras publicaciones.
En ese sentido nos complace comunicar que De La Pulcra Ceniza retoma nuevamente la figura, convenientemente modernizada, del aprendiz, y que para este décimo número de Libros De La Micronesia contaremos con el apoyo de una becaria.
Tal y como desde siempre hemos visto hacer en los catálogos de Bloomsbury, Faber & Faber, New Directions, Suhrkamp o Insel Verlag, publicaciones que seguimos devotamente desde la adolescencia, cerramos esta noticia tal que así:
Libros De La Micronesia, nº 10. A deluxe edition. Tentative publication April 2013.









                                    †


sábado, 28 de abril de 2012

ARTS LIBRIS


Con muy buena acogida de la afición en general, De La Pulcra Ceniza ha participado en la tercera edición de Arts Libris, que se ha vuelto a celebrar, como viene siendo habitual, en el marco incomparable de Arts Santa Mònica, al inicio de la Rambla y a tiro de piedra de la famosa estatua de Colón del puerto de Barcelona.
Dado el clima de pesimismo imperante, acudimos a la cita anual de Arts Libris con cierta expectación a la baja y pensando, como es natural, que si salvábamos los muebles podríamos darnos por contentos.
Pese a las reticencias iniciales lo cierto es que ha sido, de largo, nuestro mejor Arts Libris en todos los sentidos. Como hemos venido observando edición tras edición, el primer día nunca se vende nada, y así ocurrió también este año. Pero poco a poco fuimos entrando en calor, y el 23 por la tarde, día del libro, nuestra humilde parada era una estufa a pleno rendimiento.
Un año más Medianoche a mediodía se consolida como nuestro best-seller indiscutible. Galaxia golosina sigue gustando y ha salido con regularidad. Que El gorrión lunar —nuestro último Micronesia—  iniciaría su despegue era en parte previsible, pero no contábamos con que lo hiciese con tal brío. Hemos constatado también que algunos de nuestros viejos números disponibles (Erebo & Terror, Eros 1916 / Tánatos 1916), crípticos y difíciles como ellos solos, comienzan ahora a ser considerados. Si bien los tres primeros números de Libros De La Micronesia están oficialmente agotados desde hace tiempo, este año hemos tenido la deferencia de facilitar uno de nuestros ejemplares de archivo del primer número a un coleccionista.
No obstante todo eso, la auténtica sorpresa de este Arts Libris la tuvimos el sábado día 21 por la tarde cuando nos compraron Some girls, el primer número de La estampa indeleble, nuestra flamante nueva colección de libro “tuneado” en ejemplar único, de la que solo llevábamos los dos primeros.
Tras cuatro días agotadores, y muy gratamente sorprendidos por todo en conjunto, hacia las nueve de la noche del 23 salíamos de Santa Mònica con nuestros bártulos.


Vistas parciales de nuestra parada. (I)

(II)

(III)

El público examina nuestras publicaciones.

Mick Jagger "Some girls", Capital River Books Ltd. La Estampa Indeleble, nº 1, Barcelona, 2012.

                                                                                







martes, 3 de abril de 2012

LIBROS DE LA NOCHE DEL CORAZÓN III

Se entra en la obra de un escritor como en una casa, y un libro bien puede ser la puerta principal, la de atrás, una ventana entornada, la gatera o la chimenea por la que colarnos. Yo accedí a Umbral a través de los tejados, bajando por el tiro de la estufa de este Las ninfas hasta el hogar de la mítica habitación azul donde comienza el libro.
Todavía tengo trazas del batacazo en la memoria y fisuras en unos cuantos huesos de aquella vertiginosa caída en Umbral, en su leonera de adolescente desgarbado en la que otro autor infinitamente más bestial, Baudelaire, ha  meado y marcado como suya con el tibio reguero de orines en forma de cita con que se abre la novela: hay que ser sublime sin interrupción.
Leí este libro melancólico y aperitivo de todo Umbral en Chinchilla, Albacete, durante la mili, tiempo maravillosamente inútil y echado a perder. Miguel San Julián, Darío Álvarez y Víctor Inmaculado son los amigos de adolescencia de Umbral que transitan con él por esas páginas y que salieron del libro para hacer conmigo las imaginarias en aquel cuartel, los espíritus con quienes conversé en la garita durante las guardias. Hasta el mismísimo Umbral adolescente se me presentó una noche. Oí sus pasos camino de los polvorines y lo vi desde la torre de la garita abrirse vía a zancadas por entre la nevada. Un dandi espigado y con tabardo de posguerra se acercaba a través de la penumbra traspasada por vellones de nieve. Le di el alto y le pedí el santo y seña. Su voz de niñato grave, muy trabajada ya por la pose y el postín, no dijo alto y claro “Tegucigalpa”, que era el bueno, sino que dejó ir una frase entera: hay que ser sublime sin interrupción, y al punto supe que era él. En ese momento dejó de nevar.
Umbral al raso, bajo el cielo de Chinchilla cuajado de astros que lo han guiado, tal un mancebo de botica lírica que hace recados a altas horas y se ha orientado en la oscuridad hasta dar conmigo. Según dijo, había dejado el estío perenne de su libro habitado por ninfas de acequia, para dejarse caer por aquellas soledades, frías y castrenses, y hacerme saber lo inevitable: que ninguna de las muchachas que pululan por sus páginas se haría real. Todas eran frágiles ninfas, criaturas estivales y en exceso delicadas para los rigores del invierno albaceteño. Ellas no vendrían, pero me traía la embajada de su aroma.
Umbral se quitó uno de sus guantes amarillos, me alargó la mano y me dio a oler las yemas de sus dedos. El perfume de su María Antonieta era complejo, levemente almizclado, probablemente francés y demasiado caro para una muchacha de provincias. La risotada de bachiller lúbrico que soltó Umbral en ese instante me lo hizo evidente: no era perfume de marca, sino el aroma natural de sus ingles de ninfa de aguas estancas.
Nevaba otra vez. Umbral dio media vuelta y se internó en la nevada citando de memoria y en voz alta un pasaje de su libro; podría haber sido cualquier otro, pero fue este: “...lo que se acepta sólo con la madurez, es que no hay salvación para nadie en ningún sitio, que no hay una franja mágica de vida donde se detiene el tiempo y se es feliz para siempre”. La oscuridad, traspasada de vellones de nieve, se tragó su figura alargada de muchacho de casa bien que escarba en Baudelaire.
Las Ninfas es sin duda uno de mis libros de la noche del corazón más queridos. Siempre que nieva en Barcelona le echo un vistazo.




Las Ninfas, Francisco Umbral. Editorial Destino, Barcelona, 1976.